C
ollie es un pequeño pueblo en el oeste australiano
cerca de Perth. Jeffrey J. Dawes (58) pasó ahí su infan-
cia, casi en el límite de la localidad. “Entonces se daba
que mi patio era un bosque”, recuerda. Como muchos
niños del suburbio oceánico, el acto de conducir ocurre de un
modo prematuro pero natural. En esos parajes, bosques y cami-
nos, comenzó la historia de pasión entre Jeffrey y los automóvi-
les. Una que con el paso de los años derivaría en una auténtica
devoción por la potencia de los vehículos.
Entre medio, lo flechó Patricia, una chilena que se convirtió
en su esposa y en la madre de sus tres hijos, todos nacidos en
Chile, donde Jeffrey se instaló hace 31 años. Llegó en enero de
1985 y luego de unas semanas, uno de los terremotos más gran-
des de la historia le fijaba las reglas del lugar donde escogió vi-
vir por amor, profesión y hacer familia.
El Presidente y CEO de Komatsu Latin America confiesa un
segundo flechazo: “Fue en 2012, en Alemania. Ya me conocían
como cliente y coleccionista y me llamaron porque tenían unos
autos especiales en la fábrica de AMG. Fue el momento en el
que vi el SL 65 AMG Black Series…”. Jeffrey hace una pausa, res-
pira y su voz tiene el tono de la conquista, de la satisfacción. Su
mirada dice mucho y acaso sugiere más. “Había los autos más
increíbles que uno se puede imaginar, pero uno de ellos era el
SL 65 AMG Black Series, lo vi y quedé mudo. Por dentro, algo en
mí decía ´guau… qué auto más increíble´ y desde entonces es
mío, lo he disfrutado mucho aunque lo uso poco, tiene cuatro
años y 15 mil kilómetros”.
Esta joya conmotorV12 y 810 caballos de fuerza corresponde a
una edición limitada con una estirpe de exclusividad y customi-
zación muy importantes. Se fabricaron 175 unidades en 2008 y
otras 175 al año siguiente. Jeffrey J. Dawes posee uno de 2009. El
alto ejecutivo de la transnacional Komatsu estima que el Black
Series de color negro, que es guardado en una burbuja especial
(carcapsule), tiene una tasación actual de 250 mil dólares. “Pero
estas piezas poseen la misma condición que una obra de arte.
Dentro de un tiempo más, algunos años quizás, con seguridad
cueste el doble que eso”, vaticina.
La familia AMG de Jeffrey se completa con un GLE AMG que
monta un motor V8 de 585 CV. “Ése lo uso todos los días. Puede
ser un vehículo ultra rápido, pero tiene una comodidad y suavi-
dad que lo hace ideal para ser el coche de toda la semana, con el
que vengo al trabajo y después me voy a casa”.
Cierra su tridente AMG un SL 63, cuyos 5.5 litros biturbo V8 en-
tregan 730 caballos, gracias a un kit Brabus que Jeffrey le instaló
y al que cataloga como “mi deportivo del fin de semana”, aun-
que lejos sin duda de su niñomimado, el SL 65AMG Black Series,
ése que duerme en la burbuja traída desde Estados Unidos y que
constituye una inversión que cada día se valoriza más y más.
AMOR MERCEDES-BENZ
A sus 58 años, Jeffrey J. Dawes deja en claro que el fenóme-
no de amar los motores se remonta a su Australia natal. Esa
atracción también supo de otras enseñas y casas fabricantes.
“Cuando tenía 18 años vi un Corvette amarillo y pensé que era
la cosa más bonita del mundo y me dije que algún día yo ten-
dría uno como ése. Fue en Chile, 20 años después, que encontré
EL AMOR EN TIEMPOS
DEL BLACK SERIES
TEXTO
::
ALEXIS CARES
::
FOTOS
::
JUAN FRANCISCO LIZAMA
Reveladora y apasionante es la historia con la que el australiano Jeffrey J. Dawes ha vivido su
devoción por los súper autos y la potencia. Hoy, con más de 30 años de residencia en Chile, repasa
el increíble viaje tuerca y multimarca que lo sitúa como coleccionista de peso, gracias a sus tres
Mercedes AMG, uno de ellos sacado de la muy exclusiva edición limitada de la saga Black Series.