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CENTRO DE ESTUDIOS GEOPOÉTICOS
A partir de una serie de viajes en moto que
realizó junto a su novio de la época en la
década del ochenta desde Arica a Tierra
del Fuego, Cazú Zegers buscó plantear
una nueva mirada para poner en valor las
virtudes de nuestro país. Fue así como
junto al escritor Miguel Laborde fundó en
la década pasada el Observatorio Lastarria,
que desde la Casa Ried emprendió una
labor cultural en torno a tres preguntas
-qué es Chile, quiénes somos los chilenos
y qué queremos construir- para pensar el
país que deseamos desde la poesía y la
geografía. A partir de 2009 pasó a ser el
Centro de Estudios Geopoéticos, afiliado al
International Institute of Geopoetics, crea-
do por el escocés Kenneth White en 1989.
“Lo nombré así, porque es la comprensión
del territorio habitado en forma poética,
que tiene que ver con la identidad y con lo
que es propio”, explica.
canía tiene todos los atributos para con-
vertirse en una marca mundial, así como
Atacama, Patagonia y Rapa Nui… Me in-
teresa el trabajo con las comunidades,
pensar nuevos modelos que sean más
sustentables, que nos permitan equilibrar
el desarrollo industrial, porque nuestro
gran patrimonio y nuestro gran don son
nuestro paisaje y el territorio. Todo lo que
hagamos en todos los ámbitos, tiene que
siempre entender el paisaje y el territorio
como un gran bien que hay que cuidar”.
ARQUITECTURA
DE NIVEL MUNDIAL
Este año, Cazú fue nominada al premio
arcVision, que galardona a las arquitec-
tas mujeres más destacadas del mundo.
Quedó en la terna final de un total de
cien candidatas y obtuvo una mención.
En la memoria que entregó para postular,
definió el trabajo de su oficina: “Nuestra
firma sugiere un punto de vista diferente
de la arquitectura chilena, buscando una
arquitectura expresiva que se relacione
cercanamente a Chile, su territorio, paisa-
je y tradiciones constructivas… Nuestro
trabajo envuelve una reflexión poética en
la forma en que habitamos el territorio
para buscar nuevas formas”.
El reconocimiento que obtuvo se une
al Premio Pritzker 2016 (conocido como
el Nobel para los arquitectos) entregado
a Alejandro Aravena, lo que lleva a la ar-
quitectura chilena a una alta valoración a
nivel internacional.
Tu nominación y el premio de Alejandro Ara-
vena, ¿son casualidad?
No, porque hay un muy buen nivel de
arquitectura en Chile. Ambos reconoci-
mientos coinciden y se deben a que Chile
ha comenzado a ser más visible y a estar
en vías de desarrollo, lo que tiene como
consecuencia una culturalización en to-
dos los ámbitos, que ha hecho al chileno
más exigente y arriesgado al momento
de encarar una obra.
¿Existe un auge de la arquitectura chilena?
En la visión del mundo sobre Chile, sí.
La plataforma webArchDaily, formada en
nuestro país en 2008, de alguna mane-
ra ha relevado a la arquitectura chilena
afuera. Por otra parte, en Chile hay mu-
chas y buenas escuelas y arquitectos. La
identidad de nuestra arquitectura tiene
que ver con el paisaje y el territorio y, en
el caso de Aravena, con la problemática
de las viviendas con subsidios.
¿Cómo catalogarías a la arquitectura femeni-
na nacional?
Hay tremendas arquitectas en Chile y
cada vez son más valoradas. Tienen una
mirada muy propia, que incluye muchas
dimensiones. Es mucho más complejo el
mundo de las arquitectas mujeres en re-
lación al de los hombres, en cuanto a la
“HAY QUE CREAR UN LENGUAJE PROPIO,
UNA IDENTIDAD CULTURAL NUESTRA,
QUE TIENE QUE VER CON HABITAR UN
TERRITORIO Y CON EL BAGAJE QUE UNO
TRAE. DE ALGUNA MANERA, NOSOTROS
SOMOS UN MESTIZAJE ENTRE EL MUNDO
INDÍGENA Y EL CONQUISTADOR ESPAÑOL”.