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Me declaro un fanático de los automóviles.
Dentro de este fanatismo tuerca, una de mis
grandes pasiones son los ejemplares de épo-
ca, la historia del automóvil, sus orígenes,
avances y todo lo que está relacionado con
las marcas ya extintas. Algunos le llaman “ar-
queologíadelmotor”, peroamímegustapen-
sar que quienes hurgamos en el pasado de las
cuatro ruedas somos una casta de románticos
soñadores, quevemos enel ayer reflejados los
logros alcanzados en la actualidad.
Al hablar de la historia y avances de la
automoción, es imposible no referirme
a Mercedes-Benz. Fue en 1886 cuando el
primer automóvil, patentado como tal,
rodó por las vetustas calles de la ciudad de
Manheim (Alemania); era un triciclo mo-
vido por un motor de cuatro tiempos, de
combustión interna, que tenía 954 cm
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de
desplazamiento. Ese curioso ingenio me-
cánico fue fruto del trabajo de Karl Benz
y se construyó en paralelo a un prototipo
similar desarrollado por Gottlieb Daimler,
dos nombres de los que años más tarde
surgiría Mercedes-Benz.
Está claro que ellos no inventaron la rueda,
pero sí concibieron una forma de utilizarla
con eficiencia. Mercedes-Benz creó el auto-
móvil casi en la forma en que lo conocemos
y su contribución ha sido tan valiosa que
si enumeráramos las mejoras introducidas
por ese fabricante, con justa razón podemos
afirmar que ese invento le pertenece.
Dos innovadores sistemas que incremen-
tan la seguridad pasiva y activa fueron in-
troducidos por la casa de la estrella de tres
puntas: los frenos ABS y el airbag. En el
primer dispositivo, ayudó en su desarrollo,
siendo una creación de la firma tecnológica
Bosh que luego fue introducida en la Clase
S de 1978, cuando se ofreció como equipo
opcional. El airbag, en cambio, lo inventó
Mercedes-Benz, sistema que tardó una dé-
cada en afinarse y que debutó en un Clase S
(W126) en 1981.
Estamos de acuerdo, la seguridad es im-
portante. Pero cuando se creó el automóvil,
lo único que se buscaba era ir más rápido, a
una velocidad mayor de la permitida por la
fuerza humana o animal.
Los secretos de la alta velocidad fueron de-
velados y en esta tarea Mercedes-Benz tam-
bién realizó su aporte. Fue en 1936 cuando
el bólido Autumn, monoplaza equipado
con motor V12 de 5,6 litros (616 CV), bajo los
mandos del osado piloto Rudolf Caracciola,
logró correr a nada menos que 320 km/h.
Los ingenieros de Mercedes-Benz descu-
brieron que la aerodinámica tenía mucho
que ver con el desarrollo de altas velocidades,
por lo que les encargaron a los diseñadores
una serie de carrocerías estilo gota de agua,
denominadas “Streamliner”, de cuya saga
surgió uno de los coches más valorados den-
tro de la historia deportiva de la marca: el 540
K de 1938. Dicho modelo sobrevivió a los es-
tragos de la Segunda Guerra Mundial y luego
de estar oculto e incluso de ser utilizado por
un soldado estadounidense como su medio
de transporte personal, el flamante bólido
fue restaurado por los expertos del Classic
Center en Alemania: pese a su edad, ostenta
soluciones aerodinámicas aún vigentes.
Después de todo lo narrado, ¿alguien duda
del aportedeMercedes-Benz almundodel au-
tomóvil?Una cosa es inventar algoy otramuy
distinta es mejorarlo, desarrollarlo y agregar-
le otros inventos para que la idea original
pase al siguiente nivel. Ésa es la prerrogativa
de la mente humana: tiene la capacidad de ir
más allá, de buscar soluciones, de responder
interrogantes y satisfacer necesidades.
La Evolución Del Automóvil
Según Mercedes-Benz
Por
::
Leonardo Pacheco
* Ingeniero mecánico dedicado hace 20 años al mundo del periodismo automotor. Actualmente se desempeña como
Director Editorial de la revista Automóvil Panamericano, edición chilena.
ilustración
::
mathias seinfield
Una cosa es inventar algo y otramuy distinta es mejorarlo, desarrollarlo y agregarle
otros inventos para que la idea original pase al siguiente nivel. Eso es lo que ha hecho
la casa de la estrella de tres puntas a lo largo de su historia.
columna